Cuentan sobre Eleazar ben Dordaia que no hubo idolatría a la que no rindió culto, que no dejo ninguna mujer de la vida sin conocer y que no hubo pecado que no cometió, ya que toda su vida fue tras acciones pecaminosas , maldades y transgresiones monumentales y al final de su vida se arrepintió y cambio totalmente para bien de sus pecados.
Coloco su rostro sobre sus rodillas y lloro un llanto profundo hasta que su alma se estremeció por su angustia y murió.
Se escucho una voz celestial que proclamo en ese momento :”Rabi Eleazar ben Dordaia, fue aceptado tu arrepentimiento y tienes parte en el mundo venidero”.
Dijeron sobre el “Hay quien adquiere el paraíso en un instante y hay quien lo adquiere con setenta años de esfuerzos y ambos son aceptos y no es suficiente con que los reciben, sino que también los llaman Rabí”
(Avoda Zara 17)